¿Os habéis parado alguna vez a pensar cuánto vale el tiempo?Sí, como lees, el tiempo.
Si algo existe que no se pueda comprar, que no vuelva hacia atrás, ni se multiplique, es el tiempo. Asiduamente afirmamos que el tiempo es oro, pero realmente el tiempo es algo más valioso que el oro, el tiempo es vida, cada milisegundo que pasa es una fracción de nuestra finita vida.
En ocasiones no nos damos cuenta del valor que tiene el tiempo... Lo gastamos en banalidades, en rutinas sinsentido. Es por ello, que os recomiendo lo siguiente:
Para poder entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que perdió el año de estudios.
Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que dio a luz a un bebe prematuro.
Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario.
Para entender el valor de una hora, pregúntales a los amantes que esperan encontrarse.
Para entender el valor de un minuto, pregúntale a una persona que perdió un tren.
Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que evitó un accidente en un instante.
Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale a la persona que ganó una medalla en las olimpiadas.
La sensación de perder el tiempo la experimentamos una vez que hemos tomado consciencia de que aquello que hacemos nos enajena, no nos aporta nada satisfactorio o no está encaminado en ninguna dirección. Si embargo, las personas que dedican su tiempo a hacer algo valioso con sus vidas para sí mismos y para los demás, sienten que están invirtiendo su tiempo. La sensación es positiva, y no de pérdida, debido a que existe un sentido que todo lo abarca y retroalimenta.
Atesora cada momento que vivas, y atesóralo más si o compartiste
con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu
tiempo y recuerda que el tiempo no espera por nadie.
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